Durante 25 años, Doris cocinó con amor para su familia. Pero cuando sus comidas empezaron a desaparecer de la nevera, se sintió desconcertada. Una noche, llegó temprano a casa y descubrió la verdad: su cuñada May estaba robando la comida, con la complicidad de Randy, su esposo. “Randy, ¿adónde va toda la comida?”, preguntó Doris, cansada. Él se encogió de hombros. “Tenía mucha hambre”, respondió, pero ella no le creyó. Sus excusas fueron siempre las mismas: “Me salté la comida”, “Comí por estrés”. Doris comenzó a sospechar y una noche, descubrió a May llenando una bolsa rosa con la comida de la nevera. “¿Qué estás haciendo?”, le preguntó Doris, grabando el momento. May trató de justificarse, pero Doris, furiosa, le exigió que devolviera todo. Cuando Randy bajó, Doris le mostró el video. “¿Por qué lo dejaste hacer esto?”, preguntó, herida. Randy minimizó la situación, diciendo que era “solo comida”. Doris, indignada, le dejó claro que no solo era comida, sino su tiempo y esfuerzo. “Me merezco algo mejor”, dijo Doris. Decidió divorciarse, aunque sus hijos no comprendieron su decisión al principio. Más tarde, May le escribió, disculpándose. Doris ya lo había superado. Cada vez que duda, Doris ve el video de May con la bolsa rosa como recordatorio de que merece respeto y algo mejor.