Cuando el Sr. Larry Hutchins, un millonario dueño de una cadena de supermercados, cumplió 90 años, se preocupó por no tener un heredero ni testamento. Decidió encontrar a alguien digno para su imperio y se disfrazó de vagabundo para evaluar el carácter de sus empleados y clientes. Mientras recorría la tienda, fue tratado con indiferencia y desdén, hasta que un joven empleado, George, lo ayudó con amabilidad y pagó sus compras de su propio bolsillo. Conmovido por la bondad de George, el Sr. Hutchins lo invitó a su oficina y le reveló su identidad, ofreciéndole ser su heredero. George aceptó y, años después, tras el fallecimiento del Sr. Hutchins, asumió el control de la cadena de supermercados. Bajo su liderazgo, el negocio prosperó y se convirtió en un referente comunitario, promoviendo la bondad, el respeto y la filantropía. La historia resalta el poder de la compasión y cómo puede transformar vidas y empresas.