Carolina, que se mudó a Nueva York con su amiga Melissa para perseguir su sueño de Broadway, consigue un trabajo como encargada de limpieza. Al llegar a una casa para limpiar, se sorprende al ver una foto de su madre en la oficina del dueño, Richard Silva. Descubre que él fue el amor de su madre, quien supuestamente murió en un accidente, y que Carolina nunca conoció a su padre. Tras una conversación con Richard, Carolina se entera de que su madre le había mentido, diciendo que Richard la había abandonado y que ella crió sola a su hija. Richard, al enterarse de que su hija está viva, se emociona y le pide el contacto de su madre. Al hablar con Helena, Carolina descubre la verdad: su madre había ocultado la identidad de su padre. Después de muchos años de dolor, Carolina y Richard se encuentran, y ambos comienzan a reconciliarse. La historia destaca la importancia de dejar que los hijos persigan sus sueños y las consecuencias de no confiar en ellos.