Un Encuentro que Cambió Todo Buscando llenar un vacío en mi vida, convencí a mi esposo, David, de adoptar un perro. En el refugio, entre ladridos desesperados, una perrita anciana, *Maggie*, capturó mi atención. Con 12 años y en cuidados paliativos, Maggie no pedía atención, solo tranquilidad. Al acercarme, nuestras miradas se encontraron, y supe que debía llevarla a casa. David dudó: “¿En serio? No vamos a acoger a un perro…”. Pero en ese momento entendí que no solo estaba salvando a Maggie, sino también encontrando mi propio camino hacia la sanación.