El 23 de marzo de 1994, la tragedia golpeó el vuelo 593 de Aeroflot cuando el intento de un padre de crear un momento memorable para sus hijos terminó en desastre, matando a los 75 pasajeros y la tripulación. El capitán de relevo Yaroslav Kudrinsky permitió que sus hijos, Yana (13) y Eldar (15), entraran en la cabina durante el vuelo de Moscú a Hong Kong. Aunque el piloto automático estaba activado, las prolongadas entradas de Eldar en los controles lo desactivaron sin saberlo, poniendo el avión en control manual.