Brian y Linda, hermanos, heredaron los bienes de su abuela Marlene, pero recibieron cosas muy diferentes. Brian, el hermano mayor, recibió la casa, mientras que Linda, su hermana menor, solo heredó cinco relojes antiguos oxidados. Brian, arrogante y avaricioso, se burló de ella por su herencia. Sin embargo, después de la muerte de su abuela, Linda descubrió que los relojes, que habían pertenecido a su abuelo, contenían un valor mucho mayor del que imaginaba. Linda, que había cuidado a su abuela con amor y dedicación, no se dejó desanimar por las burlas de su hermano. A pesar de que él recibió la casa, lo que ella no sabía era que los relojes tenían un valor oculto. Tras investigar, descubrió que cada reloj estaba hecho de un metal raro y exquisito, y que cada uno valía 40,000 dólares. En total, su herencia valía 200,000 dólares, mucho más que la casa que recibió Brian. Linda, emocionada y agradecida, entendió que la verdadera herencia no solo estaba en los bienes materiales, sino en el amor y el cuidado que le brindó a su abuela. En cambio, Brian, cegado por la codicia y la vanidad, solo obtuvo lo que pensaba merecer. La historia transmite un mensaje claro: cada persona recibe lo que realmente merece, y el amor y la bondad siempre tienen una recompensa más grande de lo que se imagina.