Un matrimonio prospera gracias al amor y la confianza, y una Navidad descubrí su verdadero significado. Shawn, mi alma gemela, afirmó que tenía que viajar a Boston por trabajo justo antes de las vacaciones. Aunque me sentí decepcionada, confié en él y me preparé para pasar la Navidad sin él. Sin embargo, una llamada sospechosa a altas horas de la noche en Nochebuena me hizo dudar. Al oír ruidos de fondo que no coincidían con su historia, revisé mi rastreador de actividad física, que reveló que estaba en un hotel cercano,
no en Boston. Decidida a descubrir la verdad, fui al hotel. La recepcionista me dio acceso a regañadientes a la habitación de Shawn. Al entrar, esperaba una traición, pero en su lugar encontré a Shawn con un hombre mayor: mi padre, que había desaparecido cuando yo tenía cinco años. Shawn había rastreado en secreto a mi padre para reunirnos para Navidad, cumpliendo un deseo que nunca creí posible. Lo que confundí con un engaño resultó ser un acto de profundo amor. Esa Navidad, con mi esposo y mi padre a mi lado, fue la más mágica de todas.