Simón, un niño de 13 años, vivía en un remolque con su madre Anna, quien trabajaba como conserje para mantenerlos. A pesar de las dificultades económicas, ella siempre le enseñó a su hijo a ser responsable y trabajar duro para alcanzar sus sueños. Un día, Simón pidió los $13 que su madre tenía ahorrados para comida, con la idea de usar ese dinero para iniciar un pequeño negocio de jardinería. Simón compró semillas y comenzó a cultivar un huerto. Con el tiempo, logró vender los productos frescos que cultivaba. A medida que su negocio crecía, alquilaron una casa cerca del remolque y Simón amplió su huerto para producir más. Pronto, su éxito llamó la atención de un agricultor local, Alex, quien le ofreció ser su socio en una granja más grande. Juntos expandieron su negocio, vendiendo productos frescos a nivel local y en los estados vecinos. Después de dos años de trabajo duro, Simón construyó una casa grande para su madre, cumpliendo su sueño de una vida mejor. A pesar de su éxito, Simón continuó trabajando con su huerto y se mantenía humilde, disfrutando de los frutos de su esfuerzo. Esta historia nos enseña la importancia de la determinación, el trabajo duro y la responsabilidad.