¡SEÑALES ALARMANTELES!

El acné es una afección cutánea común que provoca la formación de granos, comúnmente conocidos como “barritos”. Puede manifestarse como puntos blancos, puntos negros o manchas rojas e inflamadas en la piel, que a veces se convierten en quistes dolorosos.

¿Qué causa el acné?
El acné se produce cuando se obstruyen pequeñas aberturas en la piel, conocidas como poros. Cada poro está conectado a un folículo, que alberga un cabello y una glándula sebácea. Estas glándulas producen aceite para ayudar a eliminar las células cutáneas muertas y mantener la piel hidratada. Sin embargo, cuando el exceso de aceite y células cutáneas muertas se acumulan, pueden bloquear el poro y formar un tapón, también llamado comedón.

Si el tapón permanece debajo de la piel y parece blanco, se denomina punto blanco.
Si el tapón está expuesto al aire y se oscurece, se convierte en un punto negro.
Cuando las bacterias quedan atrapadas dentro de un poro obstruido, el sistema inmunológico reacciona, lo que provoca inflamación y granos. En casos más graves, el acné puede desarrollarse en zonas profundas debajo de la piel, lo que da lugar a quistes duros y dolorosos, una afección conocida como acné noduloquístico.
Todos tenemos poros, pero algunas personas son más propensas a sufrir obstrucciones que otras. Si bien el acné se asocia más comúnmente con los adolescentes debido a los cambios hormonales, puede afectar a personas de todas las edades, incluidos los bebés. La genética también influye, ya que la afección suele ser hereditaria.