In Cheektowaga, New York, a group of six boys—comprising two sets of twins, a 10-year-old, a pair of triplets, and Phoebe Kannisto—endured relentless teasing and ridicule from their classmates due to their decision to grow their hair long. However, when their mother discovered the true reason behind their choice, she made a decision that left everyone in awe. For months, the boys kept their noble intentions hidden, even from their parents. Little did anyone know, their decision to let their hair grow out was driven by a deep sense of compassion and empathy. The boys were deeply affected by the loss of a close family friend to cancer, who had lost his hair during treatment. In honor of their friend and to support other children battling illness-induced hair loss, they embarked on a mission to grow their hair long for donation.
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