Un empleado de limpieza entró en la casa de un desconocido

Cuando Claire aceptó limpiar la casa de una mujer solitaria, esperaba suciedad y desorden, pero no la inquietante sensación de una casa congelada en el tiempo. Mientras organizaba el caos acumulado, encontró una pila de tarjetas de cumpleaños que la condujeron a una revelación desgarradora. Esa mañana, Claire recibía una llamada mientras preparaba su equipo de limpieza. Era Margaret, una anciana preocupada por su vecina Eleanor, quien había dejado de cuidar su jardín y acumulaba periódicos en el porche. Claire, que ofrecía servicios gratuitos de limpieza para personas en necesidad, aceptó ayudar. Al llegar, Eleanor se mostró reacia, pero finalmente accedió a salir con Margaret mientras Claire comenzaba la limpieza. La casa estaba en ruinas: platos podridos, moho, y un aire denso de abandono. Con la ayuda de su esposo Ryan, Claire limpió habitación por habitación. Pero fue al entrar en el segundo dormitorio donde el tiempo pareció detenerse. Era un cuarto infantil cubierto de polvo, intacto, como si el niño aún viviera allí. Fotos revelaban a un niño sonriente llamado Michael, pero ninguna imagen más allá de los 10 años. En un cajón, Claire halló tarjetas de cumpleaños dirigidas a Michael, incluyendo una para su decimotercer cumpleaños, escrita con letra temblorosa: “…hubiera cumplido 13 hoy.” Más tarde, un periódico viejo reveló que el esposo de Eleanor había muerto en un accidente automovilístico camino al hospital para ver a su hijo enfermo. Michael también falleció poco después. El dolor había consumido a Eleanor, dejándola paralizada por la pérdida. Claire la confrontó con cariño, y Eleanor, por primera vez, compartió su historia. Avergonzada y rota por el duelo, había dejado que todo se viniera abajo. Con el apoyo de Claire y Margaret, Eleanor comenzó a abrirse. Al día siguiente, Claire y Ryan regresaron. Eleanor, con el cabello peinado y una blusa limpia, les dio la bienvenida. Margaret trajo plantas nuevas para el jardín. La casa se transformó de un lugar de pena en un espacio de renacimiento. Sentadas juntas tomando café, Eleanor y Margaret parecían más ligeras, más vivas. Claire pensó en su madre, en cómo su experiencia la había llevado a ayudar a otros. Cuando Ryan le preguntó si había sido otro “nuevo comienzo”, Claire sonrió. “El más limpio.”