Un granjero gastó 6.500 dólares en un toro Black Angus, esperando grandes resultados, pero se decepcionó cuando el toro no mostró interés en sus tareas. Preocupado, llamó a un veterinario, que examinó al toro y lo encontró saludable pero simplemente inmaduro. Para ayudar, el veterinario le recetó pastillas con sabor a menta. En cuestión de días, la energía del toro se disparó; no solo sobresalió en la granja, sino que también comenzó a ayudar en las granjas vecinas. Emocionado, el granjero exclamó: “¡Es como una máquina! No sé qué había en esas pastillas… pero saben a menta”.