Harry y su hermano Walter fueron llamados por el abogado tras la muerte de su abuela, quien les dejó su casa con un deseo: reconstruirla en memoria de su abuelo. Walter, interesado solo en la herencia material, se molestó al saber que no había dinero ni joyas. En cambio, Harry decidió cumplir el deseo de su abuela, a pesar de sus deudas. Mientras reconstruía la casa, encontró un sótano secreto con un cofre y una carta de su abuelo, que le dejaba 300.000 dólares bajo la condición de que reconstruyera la casa. Harry cumplió con el deseo, pagó sus deudas y donó parte del dinero a la caridad, iniciando un negocio exitoso y mudándose a la casa de su abuela con su esposa.