John y Chloe estaban profundamente enamorados. A medida que su relación se fue haciendo más seria, John le pidió a Chloe que dejara de hacer fotografías de desnudos, a lo que ella accedió, a pesar de que ocasionalmente aparecía como modelo. De todos modos, había planeado rechazar esos trabajos mientras se preparaban para mudarse juntos. Su relación siguió floreciendo y, después de una propuesta en el puente Golden Gate, se casaron rodeados de amigos y familiares. El anillo de bodas de Chloe se convirtió en un símbolo de su amor. Pero con el tiempo, sus vidas cambiaron: John se convirtió en representante de ventas y la carrera de modelo de Chloe se desaceleró, dejándola con más responsabilidades domésticas. Un día, mientras John estaba de viaje de negocios, le pidió una foto de Chloe. En su prisa, olvidó usar su anillo de bodas cuando envió una selfie. John se dio cuenta y, temiendo lo peor, la confrontó. Chloe confesó que había aceptado una sesión de fotos desnuda, rompiendo su acuerdo. Aunque sorprendido, John entendió su necesidad de emoción. Decidido a seguir adelante, solicitó un traslado a San Francisco y juntos abrazaron su nueva vida con renovada felicidad y compromiso.