Esta historia, publicada originalmente en septiembre de 2013, relata el caso de Richard Thomas, un hombre británico de 27 años sentenciado a cinco años y cuatro meses de prisión por agredir a una mujer que dormía en su casa. Thomas, que estaba muy intoxicado y bajo la influencia de drogas durante el incidente, afirmó que no podía recordar los hechos, pero creyó en el relato de la víctima. La mujer, que había tomado una pastilla para dormir, se despertó y vio a Thomas atacándola. Huyó del lugar cuando ella se despertó. Thomas se enteró más tarde de que la mujer era VIH positiva, una revelación que le hizo desplomarse al escuchar la noticia. El juez Mark Brown lo sentenció por el “terrible delito” y Thomas fue incluido en el Registro de Delincuentes Se x ua les.
La abogada de Thomas, Virginia Hayton, describió su remordimiento y confusión por sus acciones, destacando su largo historial de abuso de sustancias, que comenzó en la infancia. Enfatizó que Thomas reconoció la veracidad de su víctima, diciendo: “Si ella dice que lo he hecho, lo he hecho”. Mientras esperaba los resultados de su prueba de VIH, Hayton no mostró mucha compasión y afirmó: “Es culpa suya. Si no hubiera cometido este delito, no se habría colocado en esta situación”. No está claro si Thomas contrajo la enfermedad.